lunes, 14 de diciembre de 2015

EL BUEN HUMOR Y LA FELICIDAD




“LA PERSONA QUE HACE TODO LO POSIBLE PARA QUE LA FELICIDAD DEPENDA DE SÍ MISMA Y NO DE LOS DEMÁS, HA ADOPTADO EL MEJOR PLAN QUE EXISTE PARA VIVIR FELIZ”.

Platón




- EL BUEN HUMOR
El buen humor, mientras dura, favorece la capacidad de pensar con flexibilidad y con mayor complejidad, haciendo que resulte más fácil encontrar soluciones a los problemas, ya sean intelectuales o interpersonales. Esto sugiere que una forma de ayudar a alguien a analizar un problema es contarle un chiste. La risa, en tanto euforia, parece ayudar a las personas a pensar con mayor amplitud y a asociar más libremente, notando las relaciones que de otro modo podrían habérseles escapado: una habilidad mental importante no sólo para la creatividad, sino para reconocer relaciones complejas y para prever las consecuencias de una decisión determinada.
Los beneficios intelectuales de una buena carcajada son más sorprendentes cuando se trata de resolver un problema que requiere una solución creativa.
-  EL ÁNIMO SE RECUPERA
"La felicidad humana no es producto de los grandes acontecimientos de la vida, sino de las pequeñas vivencias cotidianas", escribió Benjamin Franklin en su autobiografía. Casi dos siglos después de que muriera este sagaz político y científico, los expertos le siguen dando la razón. Según los sociólogos David Myers y Ed Diener, las desgracias y los golpes de fortuna tan sólo ejercen una influencia pasajera sobre el estado de ánimo, que suele regresar a su nivel habitual, como muy tarde, al año de un fallecimiento en la familia, de un premio en la lotería o de un salto profesional.
•      Tener cubiertas las necesidades básicas. Pero no más allá del grado de independencia económica habitual en la clase media. De hecho, los cien nuevos multimillonarios que aparecen anualmente en la lista que publica la revista Forbes, admiten un incremento casi insignificante de su bienestar cuando aumentó su cuenta corriente. Incluso el 37% de ellos cree ser más desgraciado que la media de la población.
•      Relacionarse con los demás. Numerosos estudios han demostrado que la gente que necesita de otra gente es en realidad la más feliz, y es también la que menos probabilidades tiene de sufrir una depresión. Los expertos reunidos en el X Congreso Mundial de Psiquiatría celebrado en Madrid, concluyeron que el aislamiento al que tiende la sociedad actual es uno de los factores que van minando poco a poco el estado de ánimo.
•   Sentirse cómodo en el trabajo. "Las personas que trabajan en profesiones creativas que permiten aportaciones personales para conseguir objetivos son, en general, mucho más positivas", afirma César Díaz-Carrera. "Lograr los retos que nos planteamos en el trabajo es una forma constante de superación", añade "y la superación es una de las bases del optimismo". Por este motivo, se aconseja plantearse retos en todos los niveles de la vida.
  La autoestima. "Todos somos lo que creemos ser", afirma Andrew Matthews en su libro ‘Por favor, sea feliz’. Nuestra propia imagen determina exactamente cómo nos comportamos. "Si nos aborrecemos, también aborreceremos a los demás; cuando nos encanta ser quienes  somos, todo el  mundo nos resulta maravilloso", añade Matthews. Un estudio de la Universidad de Michigan comprobó que el primer valor que consideraban los norteamericanos para ser felices, era quererse a sí mismos.
•    Tener autocontrol. Séneca escribió: "El más poderoso es aquél que tiene poder sobre sí mismo".  El  psicólogo  de  la  Universidad  de Stanford Albert Bandura dedicó años a estudiar la eficacia personal, es decir, la autoconfianza en producir los efectos que se desean. Dedujo que a las personas que creían que conseguían las cosas por su propio esfuerzo apenas les afectaban las predicciones negativas de los demás.
•      Seguir una dieta equilibrada. Según un estudio elaborado por el Instituto Nacional de Alcoholismo de Bethesda, en Estados Unidos, llevar una dieta escasa en ácidos grasos poli insaturados –presentes en casi todos los pescados azules, como sardinas, boquerones, atún o salmón– puede bajar el estado de ánimo. Sin embargo, no es aconsejable abusar de las grasas vegetales, que se encuentran por ejemplo en las espinacas, el arroz, el vino y la cerveza, por su alto contenido en vanadio, cuyo exceso provoca leves depresiones. Tampoco conviene mezclar proteínas indiscriminadamente, ya que producen digestiones pesadas que, a la larga, conducen hasta las úlceras, una de las afecciones que peor humor genera.
•       Sonreír. Hace más de cien años, el neurólogo  francés  Guilliane  Duchenne  de Boulogne comenzó a estudiar qué es lo que se escondía detrás de una sonrisa. Hoy se sabe que puede resultar contagiosa y mejorar todavía más un buen estado de ánimo. Por ello, los investigadores sobre el humor recomiendan este sencillo ejercicio cuando se pasen momentos difíciles: mirarse al espejo y sonreír. Esta expresión facial genera la emoción correspondiente, de forma que si vemos el reflejo de una sonrisa, comenzaremos a sentirnos mejor.




- EL BUEN HUMOR "COLOCA"
Pero las neuronas también tienen mucho que ver con el humor. Cada neurona tiene una especie de larga prolongación a la que se denomina axón, en cuyo término se encuentran una diminutas vesículas, que contienen unas sustancias neurotransmisoras que se liberan cuando reciben un estímulo nervioso. La dopamina, uno de estos neurotransmisores, regula  los centros  de gratificación del cerebro y, con ello, emociones tales como el miedo, la euforia o la depresión. Un estudio realizado en la universidad estadounidense de  Cornell  dedujo  que  el  nivel  de  dopamina aumenta en función del ánimo de las personas: 
a mejor carácter , más dopamina. Otro neurotransmisor, la noradrenalina, circula por el tronco cerebral y se encarga de hacernos más despiertos; el deporte y ciertas drogas como la cocaína aumentan su producción. Por último, la serotonina, que nos hace ser activos y conscientes, juega un papel clave como administradora química de sentimientos y es la responsable de que en ocasiones creamos estar en el séptimo cielo.
HAY  UNAS  MÁXIMAS  QUE  PARECE  QUE  NOS GUSTA CUMPLIR PARA AMARGARNOS LA VIDA
1.    CRÉATE PROBLEMAS. Si no tienes bastante con los tuyos, asume los de los demás. Ejerce de confesor en prácticas, pero no te engañes: esto es sólo una forma de huir de la realidad y de ti mismo. Llena tu vida de complicaciones reales o ficticias, y procura dar mucha importancia a los sucesos negativos.
2.    TÚ TIENES LA RAZÓN. Amargarse la vida a propósito es un arte que se aprende. Para hacerlo piensa que todo es blanco o negro y que sólo existe una verdad absoluta: la tuya. Rechaza  por  norma  lo  que  te  digan  los demás, incluso cuando te pueda aportar algo positivo.
3.    VIVA LA OBSESIÓN. Escoge algo que se te haya quedado marcado, y repítelo en tu mente una y otra vez, hasta que sólo vivas para pensar en eso. Es genial para esconder la cabeza ante las dificultades diarias.
4.     PIENSA SÓLO  EN  EL  FUTURO.  Aplaza   los placeres y la alegría pensando que en el futuro todo irá mejor. Por supuesto, hasta ese momento no deberás disfrutar en absoluto. Confórmate con lo malo conocido y no pruebes lo bueno por conocer. Tortúrate pensando en todo lo malo que te podría ocurrir dentro de unos años.
5.  NUNCA TE PERDONES. Si es difícil perdonar a los demás, perdonarse a uno mismo es mucho más complicado, así que no te esfuerces en conseguirlo. Llegarás a un punto en el que tan sólo sentirás autocompasión. Piensa que tú eres el único responsable de lo que te ocurre, y jamás creas que hay situaciones que escapan a tu control.