La epigenética está adquiriendo tal relevancia que se investiga desde diversos frentes en muchos países. Un área importante es la de estudios comparativos como los que se hacen con gemelos idénticos. Estos estudios muestran que, pese a tener la misma información genética y ser indistinguibles en apariencia, los gemelos pueden diferir notablemente, en especial en lo que toca a la salud. Una de las investigaciones más conocidas fue llevada a cabo por un grupo español, dirigido por el especialista Manel Esteller, del Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas de Madrid. Estudiando componentes epigenéticos de 40 parejas de gemelos de edades que iban de los tres a los 74 años, los investigadores encontraron que, en promedio, el grado de metilación del ADN variaba significativamente en una tercera parte de los gemelos, incrementándose conforme aumentaba la edad de los individuos. Así, puede ser que con el paso del tiempo uno de los gemelos contraiga diabetes y el otro no, por ejemplo.
Las emociones y vivencias de los sujetos también pueden propiciar cambios epigenéticos.
El neurocientífico Eric Nestler, director del Instituto del Cerebro de la Escuela de Medicina Monte Sinaí, en Nueva York, encontró que el estrés social crónico puede alterar la cromatina, modificando la expresión de los genes que regulan dos importantes regiones cerebrales: el núcleo accumbens y el hipocampo. Estos cambios llegan a afectar rasgos fisiológicos y conductuales de los individuos y, además de transmitirse a nivel celular cuando las células se duplican, pueden transmitirse a la descendencia.
Debemos aprender a ejercitar y dominar las emociones.
La plasticidad del ADN viene determinada por nuestro estado emocional y este por nuestros pensamientos.
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